A la hora de decorar un piso para alquilarlo, hay que tener en cuenta que no decoramos para nosotros, por lo que no debemos caer en el error de personalizarlo según nuestros gustos.

Se trata de que el inquilino se sienta cómodo, y para ello debemos crear un interior agradable y acogedor, con espacios despejados, incorporando sólo los muebles esenciales en cada habitación. De manera que no quede cargado, se vea más amplio y se pueda circular fácilmente (menos es más).

No tienen porqué ser muebles caros ni de diseño, pero sí es importante que sean resistentes, en tonos neutros y atemporales para que no pasen de moda enseguida.

La pintura es la forma más rápida y rentable de actualizar un espacio. Lo más acertado es utilizar colores neutros como blanco, beige, gris claro… y luego darle color con los accesorios y textiles (cojines, alfombras…) que son fáciles de cambiar y así el inquilino puede darle un toque personal al que será su hogar.

Colaboración de Maite López, decoradora